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Sobre la Independencia Dracónica y otro bicho
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Sobre la Independencia Dracónica y otro bicho
Les comparto un sueño a ver que les parece... es de hace unos meses atrás pero hoy vino a mi mente y como lo tenía escrito, ahi va, chau!
Paseaba temprano por un supermercado como podría ser cualquier otro, me había encargado algún familiar que no recuerdo, que comprara yogur, frutas (para el desayuno), alguna comida salada y algo más. Me dirigí hacia el lugar donde ponen los yogures y noté que había un pasillo muy grande y con una luz blanca muy tenue, además de las clásicas luces amarillas y fuertes y esa desagradable música que te invita al fuego fatuo de la felicidad consumista. Bueno, este pasillo, algo diferente en un comienzo y similar a esos donde suelen instalar los mariscos, (ya saben, con altos refrigeradores abiertos al público llenos de seres marinos esperando ser llevados a casa aún vivos) me llamó mucho la atención, dejando para después la compra de frutas (otros seres vivos esperando ser llevados a casa jajaja) y me dirigí hacia aquellas luces. Ya más cerca, advertí unos pequeños alaridos, quejidos verdaderamente, provenientes de esos blancos refrigeradores. Cuando me acerco más veo que se trata de pequeños dragones de no más de 15 centímetros de largo, encadenados a los costados de los refrigeradores con grilletes de acero. Poseían alas rojas, piel roja, abdomen anaranjado, pequeñas protuberancias en sus cabezas y emitían una sensación de inteligencia incluso mayor que la de los humanos que las compraban. Recorrí varios de estas galerías que poseían una característica diferente a la de un refrigerador para comidas común, eran largos y se extendían hacia una oscuridad tenue. Cada grillete estaba posicionado de manera que los dragones no se tocaran unos con otros, y al parecer el frío de los refrigeradores servía para mantenerlos semi-entumecidos. Es más, diría que estaban muriendo de frío. De pronto, mientras recorría de esta manera (y bastante atónito) veo una señora de unos cincuenta años, pegándole a uno de los dragones bebé con una verdura como podría ser un puerro o un espárrago. Le pegaba golpes secos y leves para hacerlo despertar del sopor en que lo dejaba el frío y esta distracción parecía darle mucho placer; el dragoncito parecía moribundo y en efecto estaba en la última agonía. Con furia busqué algo para quebrar las cadenas que los contenían, sabía que si los sacaba del frío podrían escapar, para mi impotencia no encontré nada con que romper las cadenas y recorrí los estantes con una extraña sensación entre furia y estupefacción. Finalmente en unos estantes veía algunos dragones muertos, y más allá, unas cabezas de color mucho más claro, no eran dragones ciertamente y eran mucho menos numerosos (debían haber dos o tres). Debo decir que estas cabezas estaban pegadas al metal frío de los refrigeradores y al contrario de los dragones, no sufrían. A pesar de que la forma de sus cabezas era similar a la de los dragones, eran mucho mas achatadas y poseían ojos completamente negros, parecía que sus ojos estuvieran viendo algo mucho más allá, y yo le atribuía su falta de preocupación por el dolor físico a esta condición superior de percepción. Miré su precio y era levemente más caro que los dragones, traté de hacerla reaccionar tocando los bordes pegados al metal, y luego de algunos intentos la criatura pareció atender a mi presencia en el lugar, rápidamente su cabeza se incorporó y su cabeza se volvió completamente redonda, alzándose y dejando mostrar un solo tentáculo negro que pendía de su cabeza y que lo hacía erguirse recto. Me miró fijamente a los ojos y yo a él, y supe en ese instante que poseía un infinito conocimiento sobre todas las cosas y que en el fondo manteníamos una comunicación a otros niveles. Luego noté que su tentáculo estaba suspendido literalmente, o sea que flotaba encima del metal, pero no le importaba estar en ese lugar, ambos sabíamos que podría escapar, más aun viendo que otra de esas mismas cabezas yacía muerta un poco más allá. Sin embargo no le importaba en lo más mínimo la vida, sus ojos parecían decirlo todo de una vez y con una sola mirada. Cuando traté de tocarlo, perdió el precario equilibrio que lo mantenía erguido y cayó de lado torpemente, sus ojos me sonrieron tan solo un poco y luego perdí su atención.
Para qué contar lo siguiente, abrí los ojos y eran las 7:30 am, hora de ducharse y al terminal a tomar bus de vuelta a casa, había concluído otro viaje (y otro viaje dentro del viaje ¿porqué no?).
Paseaba temprano por un supermercado como podría ser cualquier otro, me había encargado algún familiar que no recuerdo, que comprara yogur, frutas (para el desayuno), alguna comida salada y algo más. Me dirigí hacia el lugar donde ponen los yogures y noté que había un pasillo muy grande y con una luz blanca muy tenue, además de las clásicas luces amarillas y fuertes y esa desagradable música que te invita al fuego fatuo de la felicidad consumista. Bueno, este pasillo, algo diferente en un comienzo y similar a esos donde suelen instalar los mariscos, (ya saben, con altos refrigeradores abiertos al público llenos de seres marinos esperando ser llevados a casa aún vivos) me llamó mucho la atención, dejando para después la compra de frutas (otros seres vivos esperando ser llevados a casa jajaja) y me dirigí hacia aquellas luces. Ya más cerca, advertí unos pequeños alaridos, quejidos verdaderamente, provenientes de esos blancos refrigeradores. Cuando me acerco más veo que se trata de pequeños dragones de no más de 15 centímetros de largo, encadenados a los costados de los refrigeradores con grilletes de acero. Poseían alas rojas, piel roja, abdomen anaranjado, pequeñas protuberancias en sus cabezas y emitían una sensación de inteligencia incluso mayor que la de los humanos que las compraban. Recorrí varios de estas galerías que poseían una característica diferente a la de un refrigerador para comidas común, eran largos y se extendían hacia una oscuridad tenue. Cada grillete estaba posicionado de manera que los dragones no se tocaran unos con otros, y al parecer el frío de los refrigeradores servía para mantenerlos semi-entumecidos. Es más, diría que estaban muriendo de frío. De pronto, mientras recorría de esta manera (y bastante atónito) veo una señora de unos cincuenta años, pegándole a uno de los dragones bebé con una verdura como podría ser un puerro o un espárrago. Le pegaba golpes secos y leves para hacerlo despertar del sopor en que lo dejaba el frío y esta distracción parecía darle mucho placer; el dragoncito parecía moribundo y en efecto estaba en la última agonía. Con furia busqué algo para quebrar las cadenas que los contenían, sabía que si los sacaba del frío podrían escapar, para mi impotencia no encontré nada con que romper las cadenas y recorrí los estantes con una extraña sensación entre furia y estupefacción. Finalmente en unos estantes veía algunos dragones muertos, y más allá, unas cabezas de color mucho más claro, no eran dragones ciertamente y eran mucho menos numerosos (debían haber dos o tres). Debo decir que estas cabezas estaban pegadas al metal frío de los refrigeradores y al contrario de los dragones, no sufrían. A pesar de que la forma de sus cabezas era similar a la de los dragones, eran mucho mas achatadas y poseían ojos completamente negros, parecía que sus ojos estuvieran viendo algo mucho más allá, y yo le atribuía su falta de preocupación por el dolor físico a esta condición superior de percepción. Miré su precio y era levemente más caro que los dragones, traté de hacerla reaccionar tocando los bordes pegados al metal, y luego de algunos intentos la criatura pareció atender a mi presencia en el lugar, rápidamente su cabeza se incorporó y su cabeza se volvió completamente redonda, alzándose y dejando mostrar un solo tentáculo negro que pendía de su cabeza y que lo hacía erguirse recto. Me miró fijamente a los ojos y yo a él, y supe en ese instante que poseía un infinito conocimiento sobre todas las cosas y que en el fondo manteníamos una comunicación a otros niveles. Luego noté que su tentáculo estaba suspendido literalmente, o sea que flotaba encima del metal, pero no le importaba estar en ese lugar, ambos sabíamos que podría escapar, más aun viendo que otra de esas mismas cabezas yacía muerta un poco más allá. Sin embargo no le importaba en lo más mínimo la vida, sus ojos parecían decirlo todo de una vez y con una sola mirada. Cuando traté de tocarlo, perdió el precario equilibrio que lo mantenía erguido y cayó de lado torpemente, sus ojos me sonrieron tan solo un poco y luego perdí su atención.
Para qué contar lo siguiente, abrí los ojos y eran las 7:30 am, hora de ducharse y al terminal a tomar bus de vuelta a casa, había concluído otro viaje (y otro viaje dentro del viaje ¿porqué no?).
goldmundo- Con Acceso a la Biblioteca
- Mensajes : 21
Localización : Nueva Delhi
Re: Sobre la Independencia Dracónica y otro bicho
Caray esos son los viajes (sueños) buenos, diría que de la linea de mis favoritos, supongo que podría interpretarse de muchas maneras, pero creo que no es necesario, es el preámbulo a toda una película espero que de pie a que los demás participantes del foro pongan los suyos y me incluiré en cuanto tenga un tiempo.
Caballero Antiguo- Con Acceso a la Biblioteca
- Mensajes : 78
Localización : Ciudad de México
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